-aquí os traigo información sobre otros seres mitológicos que descubrí en la serie CHARMED, y que me fascinó.
- Si oyes por la noche un llanto lúgubre que se acerca, y asomado a tu ventana ves, a la luz de la luna, a un grupo de lloronas que se rasgan literalmente las vestiduras, y se te ocurre salir a verlas de cerca y, de paso pedirles que se callen (jajajja), y al acercarte ves ojos sangrientos y rostros pálidos y sufrientes, entonces tal vez sean banshees, mortíferos seres que anuncian la muerte, y estén anunciando precisamente la tuya.
(No dicen lo mismo de los perros cuando aúllan por la noche??Se suele decir que sienten la muerte y por eso aúllan a la luna, entonces las banshees son perros???jajajja es broma).
Las banshees son criaturas que causan temor y ensueño en tierras de Irlanda, pródigas en estas producciones. (Solamente en Irlanda???Es que no viajan??)
También en Escocia hay banshees, según Sir Walter Scott, que escribió la historia del temor escocés. Las banshees son hadas, pero están lejos de ser hadas madrinas, o, de serlo serian las madrinas de la muerte hacen acto de presencia en los funerales. Las familias de puro linaje celta poseen sus bhansees particulares. El canto de las banshees se asemeja a un aullido lastimero o un gemido desgarrador. Las banshees son hadas de pelo oscuro, cara pálida como la muerte y ojos surcados en sangre. A su canto lo llaman keening. Algunos, como Jorge Luis Borges afirman que nadie ha visto a una banshee y que las banshees sólo se oyen. Esto se debe a que Borges no poseía pura sangre Celta. Las estirpes antiguas de Irlanda han muerto al canto de las banshees durante siglos. Y las han visto en grupo, sollozando y gimiendo, enlutadas, su pelo negro y erizado y sus ojos rojos por el llanto. Esto es un raro y terrible privilegio, natural a la emotiva cultura Irlandesa. Galeses y Britanos también han visto a las banshees y escuchado sus tristes anuncios. Por lo general ningún celta duda de su existencia, pero hay excepciones.
ÚLTIMO VIAJE A IRLANDA:
- Angus Ryan no creía en las banshees. Era muy pequeño la vez que escuchó a una banshee y no podía recordarlo. Eso fue inmediatamente antes de la muerte de su padre. Recordaba vagamente un rostro pálido asomado a la ventana, pero creía que había sido una pesadilla infantil. Poco tiempo después, fue llevado con un tío londinense y muy alejado de los días celtas, creció al lado de un abogado notoriamente incrédulo. Tuvo una niñera, pero era francesa. Así era muy difícil que el niño Ryan conociera las tradiciones de su tierra de origen. A los 16 años, era la mano derecha de su tío; a los 20 lo suplantaba casi en todo, a los 21, su tío enfermó gravemente. La casa dormía cuando Angus se despertó por un llanto abrumador. Entonces se levantó y mandó al sirviente a echar a esa llorona de su puerta. Fue inútil, la mujer no se dejaba ver, pero el llanto continuaba.
Hacia la madrugada, las noticias sobre el estado de su tío le hicieron olvidar de la mujer. A media mañana, el tío expiró. Pocos días después, Angus se hizo cargo de su doble herencia, la fortuna de su tío y las tierras de su padre, la hacienda que dejara en el sur de Irlanda y de la que no tenía ningún recuerdo. Partió hacia allí. El viaje fue por mar y tierra. En una posada del camino, sufrió una pequeña herida a la que no dio importancia: lo lastimó un clavo que sobresalía de una mesa. Solo salió un poco de sangre, así que prosiguió y llegó a esa casa que casi no recordaba. Cerca baja, observó con disgusto, suelo pedregoso, la construcción era más humilde de lo que había imaginado. Y mendigas. Mujeres enlutadas que sollozaban un poco lejos, pidiendo, imaginó, lo que no pensaba dar. Unos gemidos irritantes y lastimosos que le causaron profundo enojo; pero cuando se volvió a gritarles algo desagradable, ya no estaban ahí. No son tontas pensó. Esto le trajo el recuerdo de la muerte de su tío y la mendiga que lloró en la puerta toda la noche; la apartó del pensamiento del disgusto. Entró en la antigua casa. Era de una rusticidad campesina irritante, colgaban tréboles y crucifijos por todas partes, sus padres debieron de ser supersticiosos, pensó. Pero las tierras eran buenas. No pensaba pasar la noche allí, pero sintió un fuerte dolor de cabeza, que atribuyó a ese llanto insistente. La casa la ocupaba un viejo sirviente que no servía para nada y que solo lo miraba como si viera a un fantasma, tal vez creyera que era el vivo retrato de su padre o alguna estupidez semejante.
Al cabo de unas horas, la molestia fue mayor, los gemidos eran más insistentes. Angus Ryan exigió al sirviente que se deshiciera de las mendigas, pero el viejo, con la cara demudada por el espanto, miraba la ventana detrás de él. Angus volvió la cabeza y, aun carente de superstición, no pudo evitar un estremecimiento. Tres rostros pálidos y demacrados lloraban y lo miraban.
- ¡Échalas!- gritó Angus- ¡Échalas ahora!
- Es inútil mi señor. A ellas no se las puede echar.
- Pero ¿Quiénes
Su frente se hallaba sudorosa y sentía tal mareo que se sentó. La cabeza le daba vueltas, los oídos le zumbaban, se hallaba muy cansado, cuando el viejo le dijo:
- Banshees, señor. Son ellas. Voy a buscar a un sacerdote.
- Tonterías- alcanzó a decir Angus Ryan antes de morir. Sólo ellas entonces callaron.
- yo tenia entendido que las banshees solo lloraban cuando veían a una persona muy muy triste por falta de amor como a un marido que se le a muerto su mujer, etc…
De todos modos espero que os haya gustado el relato.
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